La Soledad Por el Otro Mismo

lunes, 29 de junio de 2009


Mister Lonely (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Irlanda – 2007)



Dirección: Harmony Korine.
Guión: Harmony Korine y Avi Korine.
Producción: Nadja Romain, Harmony Korine y Adam Bohling.
Cinematografía (Fotografía): Marcel Zyskind.
Dirección de Arte: Johnny Campling.
Música: Jason Spaceman y The Sun City Girls.
Reparto: Diego Luna (Michael Jackson), Samantha Morton (Marilyn Monroe), Denis Lavant (Charlie Chaplin), James Fox (The Pope), Werner Herzog (Father Umbrillo), Leos Carax (Renard), Richard Strange (Abraham Lincoln), Jason Pennycooke (Sammy Davis Jr.), Anita Pallenberg (The Queen), Rachel Korine (Little Red Riding Hood), Joseph Morgan (James Dean), Daniel Rovai (Moe Stooge), Nigel Cooper (Curly Stooge), Mal Whiteley (Larry Stooge), Melita Morgan (Madonna), Esme Creed-Miles (Shirley Temple) y Michael-Joel Stuart (Buckwheat).




Calificación: 6



Sentimientos de parentesco obligado, formas ideales que nos convierten en seres construidos por una sistematización constante de la sociedad. Estas primeras palabras reflejan el sentimiento de un personaje que siente que simplemente nació en el cuerpo incorrecto, pero no hablamos de la discordia de género, si no de un sujeto que se siente “Michael Jackson”, y si, lo sé, es extraño y muy arriesgado afirmar que “siente” que debió ser un icono cultural. El querer ser otra persona es una constante de las sociedades contemporáneas, el bombardeo insistente de identidades ideales y de la glorificación de la celebridad hacen común el deseo de ser otro, pero en este caso me refiero a una construcción más general, una característica de la pos-modernidad y de la formación y desintegración en pedazos de formas populares del ser, este es un claro ejemplo del extremo del ser pos-moderno.





La formación social del sujeto se crea a partir de la unión como resultado de una construcción de la subjetividad dentro de circunstancias sociales y culturales específicas. El bombardeo constante de la idealización de sujetos célebres ha logrado deformar a la sociedad, todo para que los individuos intenten transformarse y representarse a si mismos a partir de distintas características del ser ideal. Este ser ideal se funde con el deseo, los individuos interiorizan al tipo ideal dentro de un frenesí de consumo. Ahora bien, “Mr. Lonely” es una olla en ebullición de ideales culturales representados por los imitadores, una serie de elementos en los cuáles las identidades culturales a través del espectáculo o la celebridad cobra vida como un ideal mitificado, por eso vemos a Chaplin, Madonna, Los Tres Chiflados, Shirley Temple, Marilyn Monroe, James Dean y demás.


Últimamente un elemento que es bien identificado, pero no estudiado a profundidad, es el culto que se crea alrededor de la celebridad, y que muchas veces se les coloca erróneamente el adjetivo de “artistas”, siendo que en su mayoría es un producto que se crea a partir de la comercialización de una imagen sintética. La problemática del culto a la celebridad es a nivel más general, en la película se muestra como un comportamiento en cierto punto adorable y hasta identificable hacia el espectador. Hablamos de una valorización de características más arraigadas a la moda y a la popularidad, la frivolidad de la adoración a elementos culturales más generalizados, la confusión del valor artístico con el producto mercadológico. Un interés del individuo construido a través de la influencia colectiva, la conciencia de lo “cool” como algo natural se construye para “Michael Jackson” (Diego Luna) fuera de si, a través de la soledad, por medio del otro.

El director Harmony Korine (Escritor de Kids), guía en la película al espectador hacia un sentimiento abrasador de nostalgia, hacia lo que para cada quién significan los personajes, o las imitaciones que hacen de los personajes. Simbólicamente nos guía en una odisea de recuerdos y contradicciones, con lo que estos nombres significan dentro de nuestra construcción social, de elementos culturales que nos hacen recordar elementos de nuestra vida cotidiana, dentro de una especie de reencuentro con ese asombro que tuvimos la primera ve que vimos una película de Chaplin o de James Dean, o el momento específico en el cuál escuchamos alguna pieza de Madonna o de Michael Jackson. Estos elementos para un cinéfilo o un orgulloso de la cultura del siglo pasado, se vuelven simplemente irresistibles; as entendemos que la cultura popular y su nostalgia es un elemento de conocimiento y comprensión histórica del siglo pasado.

Pero también nos lleva a lo trágico, la esencia del espectáculo y del triunfo de un símbolo que se concentra en la finalidad de su construcción. En el caso de los imitadores, personajes principales de la película, su ideal consistía en entretener a un público que se intuía interesado en un espectáculo sincero y modesto. La vida del espectáculo se transforma en la vida cotidiana de los personajes, se vive para el espectáculo y se pierde la lógica dentro de la imitación misma. La insistencia en ser el otro es aplastada de manera cruel por la misma naturaleza del espectáculo, la costumbre de observar al original termina por desinteresar y abandonar la idea de la nostalgia.
Diego Luna funciona a distintos niveles dentro de la película, primeramente como un elemento mercadológico que atraería a un selecto grupo de espectadores, que se interesarían por la película no tanto por su calidad de interpretación o por su referencia a un buen trabajo cinematográfico en general, si no gracias a un extraño nacionalismo que se ha creado a través de una pequeña y ascendente “industria” cinematográfica nacional. Me parece que se le ha creado un valor al cine mexicano que no beneficia completamente a la expresión artística, si no relaciona al cine con una estructura mucho mayor: Hollywood, en donde con trabajos ocasionales Diego Luna se ha generado una imagen y una reputación reconocida para un público general pero con reservas para el público cinéfilo y crítico del cine. Diego Luna es un referente para un público general y de consumo mayor en nuestro país, sin tener conexiones directas con un cine de expresión artística por el momento, hay que esperar su carrera, que apenas es joven, pero su estatus de “movie star” en nuestro país no creo que le permita salir del lugar cómodo del cine convencional, aún a pesar de esporádicas intenciones incompletas como “Mr. Lonely”.

La película peca de pretenciosa, se vuelve muchas veces en una interminable reiteración del sentimiento de ser otra persona por los mismos personajes. No me parece que exista un momento climático o de profundidad sobre un tema en específico o sobre un personaje, ni siquiera sobre Michael Jackson.

Me parece que al finalizar termina por dejar esperando algo más al espectador, existe una sensación de familiaridad que se lleva a cabo de manera confusa y hasta difusa, no sé si se trate sobre los personajes o lo simbólico de sus representaciones. Ellos están inmersos en un “show” que se fusiona con su construcción de la cotidianidad, no existe una separación pese a las constantes desilusiones y contradicciones, simplemente el “show”/”la vida” debe continuar. Solo esperemos que no encuentre fama tras la muerte de Michael Jackson, ni siquiera podemos decir que es un buen tributo.
Hay Que Verla Por: La Decadencia Adorable de la identidad de los personajes adorables, la nostalgia de verlos.

No Gusta Por: No es nada personal, pero la aparición de Diego Luna no es sinónimo de calidad en el cine, no interesa más allá de los nombres de los personajes.

El Reduccionismo de la Mitología

viernes, 26 de junio de 2009

X-Men Origins: Wolverine (Estados Unidos– 2009)

Dirección: Gavin Hood
Guión: David Benioff y Skip Woods
Producción: Hugh Jackman, John Palermo, Lauren Shuler Donner y Ralph Winter
Cinematografía (Fotografía): Donald McAlpine
Dirección de Arte: Michael Diner, Brian Edmonds, Ian Gracie, Helen Jarvis, Karen Murphy y Mark Robins
Música: Harry Gregson-Williams
Reparto: Hugh Jackman, Live Schreiber, Danny Houston, Will i Am, Lynn Collins, Kevin Durand, Dominic Monaghan, Taylor Kitsch, Daniel Henney y Ryan Reynolds.


Dentro de la crisis económica que nos invade en todo el planeta, se han movilizado diversos mecanismos de compensación o de apoyo a mercados que no solo son importantes para la economía capitalista, sino también dentro de la maquinaria ideológica que representa toda una concepción del mundo social como los Estados Unidos, el ejemplo más claro dentro de esto es el cinismo de General Motors, quienes se han declarado en bancarrota y precisan un rescate por medio de su gobierno, obviamente utilizando recursos que bien podrían ser destinados a otros sectores. Los mecanismos del mercado se mueven para evitar un supuesto colapso priorizando la dinámica social que esta basada en un ritmo de consumo y ganancia que parece ser insostenible. En el caso del cine, al cuál podemos describir como una maquinaria o industria ideológica y económica muy grande, refiriéndome Hollywood (aunque no me gusta llamarlo así, prefiero verlo como parte importante del campo de producción cultural), se realizan campañas para evitar que sus ganancias bajen, lo cuál no sería una catástrofe para quienes manejan el negocio, pero tal vez si para aquellos personajes y trabajadores anónimos que son responsables de la realización técnica y hasta creativa de este maravilloso arte; que no nos engañen los rostros que vemos en la pantalla, ellos no serán los afectados y prueba de eso fue la pasada huelga de escritores que no logró un gran beneficio para los creadores de las historias y personajes que nos fascinan y que disfrazan a los actores y demás personalidades del glamour de Hollywood.


Y es que estamos justo en la época del año en donde los grandes estrenos llegan a nuestras salas, y que en la segunda mitad del siglo de vida de este arte se ha generado un vicio entre la publicidad, el periodismo y el cine que regala valores de jerarquización en lugar de priorizar las formas de expresión, que parecen estar relegados a un tercer nivel, prevaleciendo tópicos más apegados a la producción, utilizar datos y comentarios como que se realizó con un total de millones de dólares como excusa principal para ver la película. X–Men Origins: Wolverine es el primero de una serie de estrenos espectaculares, sobre una historia conocida y que despierta gran interés dentro del género de las adaptaciones cinematográficas de un cómic, de gran popularidad en los últimos años.

A mi me parece muy interesante toda la simbología dentro de las historias sobre héroes o anti-héroes, y de la utilización de recursos literarios y sociales apegados a la estructuras de la mitología. Wolverine no se escapa a esta descripción, abarca muchos elementos desde la mitología, es un personaje con características específicas que le permiten realizar acciones extraordinarias, siendo símbolo de un cambio dentro de la sociedad, en este caso proveniente desde la genética, pero al mismo tiempo es condenado debido a sus atributos. Condenado a una vida casi eterna y con responsabilidades que son creadas a partir de su moralidad. En otras palabras, Wolverine esta atrapado en su propia condición, venerado por su fuerza, pero temido debido a que se asemeja en cierta forma a la fuerza e instintos de un animal salvaje.

En el título menciono que existe un reduccionismo en la historia de Wolverine, con esto no me refiero a que se logra una síntesis de la simbología que trata la historia de los X-Men, sino mas bien a un concretización basada en elementos comerciales y de acción producida en Hollywood. Creo sinceramente que los fanáticos del cómic se quedaran esperando que la historia del personaje se desarrolle de manera más profunda, concentrándose en los elementos complejos de su psique que lo llevan a decidir sus acciones a través del tiempo, en donde la violencia es parte esencial. Hay muchos elementos que parecen quedar expresados de manera fugaz y que hubiera despertado el interés del público dentro de la narrativa de la película, un ejemplo claro es el proceso histórico de Logan a través de las distintas guerras de lo Estados Unidos y que solamente es presentado como introducción. Lo que me refiero es que como muchas películas de acción cae en la reducción de la historia, dándole la importancia casi central a las secuencias explosivas y de movimientos acrobáticos, mucha acción sin sentido literario. Solo se toma la imagen del héroe de Marvel y se construye un héroe arquetípico de Hollywood, con sus características fantásticas y omitiendo sus complicaciones, así como la relación con su entorno, y la crítica social que hay dentro del personaje.

Hay una reducción narrativa y una explosión de contacto, las imágenes se disparan en miles de fragmentos que pueden ser observados meticulosamente gracias a una alta definición y al poder del “slow motion”; los contactos violentos son envolventes y hasta se puede sentir saborear el metal y la sangre que provienen del personaje “Wolverine”. Los sentidos se dispersan y se confunden en un cóctel de habilidad extrema, evolución humana, testosterona y patillas largas. “X-Men Origins: Wolverine” es la confirmación de la popularidad de un “Anti-Héroe” amnésico y metálico, de una historia tan grande como compleja es su situación dentro del universo mutante de Marvel, y esto es precisamente lo que falto profundizar. Logan y Victor Creed (su hermano, Lobezno) comparten un carácter violento, me parece que es una construcción de una simbiosis entre el ser salvaje y el ser social. Me parece que hace falta una explicación más social que biológica para comprender al personaje, la pantalla salta a la acción desde el principio, hay partes que tratan de tejer un sentido narrativo a la película, pero más bien se trata de un momento de calma antes de la acción en la cuál se envuelve al espectador. Creo que Wolverine es más complejo, tanto como una obra literaria, su mitología es reducida al simplismo Hollywoodense.

Simplemente No Termina de Gustar

jueves, 18 de junio de 2009

He’s Not That Into You (Estados Unidos / Alemania / Holanda – 2009)

Dirección: Ken Kwapis
Guión: Abby Kohn y Marc Silverstein, Basao en el Libro de Greg Behrendt y Liz Tuccillo "He's Just Not That Into You: The No-Excuses Truth to Understanding Guys"
Producción: Nancy Juvonen
Cinematografía (Fotografía): John Bailey
Dirección de Arte: Andrew Max Cahn
Música: Cliff Eidelman
Reparto: Ben Affleck, Jennifer Aniston, Drew Barrymore, Jennifer Connelly, Kevin Connolly, Bradley Cooper, Ginnifer Goodwin, Scarlett Johansson y Justin Long.


En el cine comercial siempre ha existido una producción de películas provenientes de Hollywood que reproduce y remarca insistentemente una serie de clichés y de escenarios ya muy vistos, e inclusive llegamos a un género al que muchos llaman “chick movies”. Pero si hablamos de un título en el cine como, “A Él No Le Gustas Tanto” ¿Qué tiene el atractivo para que mucha gente quiera a verla?, si bien sabemos que muy probable tiene un estilo y hasta la misma temática de historias completamente rosas como “Sex And The City”, con todo y una falsa idea de un “mundo” de mujeres exitosas que poco a poco van consiguiendo una equidad de género teniendo como principal arma el sexo. Vaya idea tan represiva la que venden, esto es toda una reproducción de esquemas ya probados, y que hay que entender como bien establecidos desde la época de oro de Hollywood o sea desde los años 50’s, si no me creen simplemente recuerden a las vampiresas y a las mujeres “fuertes” como Bette Davis, ¿será que más bien estos personajes se basan en una masculinidad para exaltar la feminidad sexuada?

Pero regresemos a la primera interrogante, que respondo por que simplemente a mi me intereso entrar a una sala de cine a verla, esto es debido a que tiene un reparto que hasta los seguidores de películas de serie b o de ciencia ficción interesaría un poco verla, con solo ver el poster o el tráiler donde aparecen las imágenes de estas actrices se recrea una pequeña fantasía. Tenemos a Scralett Johansson, Jennifer Connelly, Jennifer Aniston, Drew Barrymore y hasta la desconocida Ginnifer Goodwin que son muy atractivas, y esa es la principal y tal vez única razón por la cual un hombre entraría a ver esta película que simplemente no gusta por que a diferencia de poner a todas ellas juntas, no hay nada nuevo ni atractivo en la historia.

Así que nos encontramos con una película que trata sobre las idas y venidas en como encontrar pareja y de la relación una vez encontrada. Una supuesta mirada femenina en el difícil arte del “ligue” (como si cualquiera de las mujeres que aparecen tuvieran la dificultad de conseguir pareja), pero lo lamentable del relato de la película es que cae en obviedades que por lo menos en lo personal hacen pensar que la película está dirigida a personas con una capacidad intelectual muy por debajo de la “complejidad” que tratan de expresar en diálogos rebuscados y discursos que no me quedaron claros si eran serios o trataban de hacerse los chistosos.

En fin es una película con un tema ya muy usado, si no me creen vean la programación de series gringas dedicadas a mujeres, series como Grey’s Anatomy, The Ex – List o Desperate Housewives, todas acerca de la búsqueda del amor perfecto en la sociedad actual. Una idea hipócrita en una sociedad cínica que siempre busca el placer escondido, y lo disfraza de la experimentación por el amor verdadero o hasta post-moderno.

Esta idea que se ha puesto de moda, el regresar a un romanticismo que más bien es una cursilería disfrazada. Pero al fin y al cabo la estética femenina, y creo que también los actores son considerados galanes (Ben Affleck, Bradley Cooper y Justin Long), nos hacen pasar un poco el tema del que hablan, en sí es muy probable que después de que la veas no recuerdes más que imágenes de estas bellezas prefabricadas, pero que al fin y al cabo son el gancho para ver esta película que recae en su obviedad desde el propio título.

La Memoria Histórica de un Crimen con Vergüenza

jueves, 4 de junio de 2009

The Reader (Estados Unidos / Alemania – 2008)


Dirección: Stephen Daldry
Guión: David Hare Basado en la novela de Bernhard Schlink “Der Vorleser”
Producción: Donna Gigliotti, Anthony Minghella, Redmond Morris y Sidney Pollack
Cinematografía (Fotografía): Roger Deakins y Chris Menges
Dirección de Arte: Christian M. Goldbeck, Erwin Pribb y Yesom Zolan.
Reparto: Kate Winslet, Ralph Fiennes y David Cross.



En la actualidad parece no existir una memoria histórica que logre crear una conciencia en donde la humanidad en sus diferentes culturas logren evitar catástrofes humanas y sociales. Los horrores continúan y las victimas aunque puede que hayan cambiado de papel siguen siendo de una condición muy parecida. Hay quienes dicen que el Holocausto de la segunda guerra mundial nunca existió, pero tampoco hacen mucho ruido acerca de que no solo judíos perecieron en esos campos de concentración, sino también miles de personas de origen africano, gitanos y musulmanes perecieron en este penoso y terrible suceso del siglo pasado.
Esa es la historia de Hanna Scmitz (Kate Winslet), que forma parte del contexto general, más no ideológico de este suceso histórico. El relato de su personaje no recae en las tradicionales formas melodramáticas o historicistas en donde se trata de redimir a un personaje moral ante una situación que estuvo fuera de su control, o convertirlo en un ser heroico que al generar conciencia y trata de tener acción bondadosa tras el horror que lo rodea, aunque se trate principalmente de una forma individualizad. Hanna es un personaje mucho más complejo, me atrevo a decir que ni siquiera es una historia de amor, aunque la mayor parte de su estructura emana una sensualidad que gran parte del público lo puede tomar simbólicamente como ofensivo, ya que moralmente la idea de que una mujer de edad mayor en su relación sentimental con un hombre mucho más joven no es completamente aceptada inclusive aludiendo al símbolo idealista del amor.




La historia transcurre desde unos años antes de la Segunda Guerra Mundial, y sigue hasta finales del siglo pasado, lo interesante de esta estructura lineal es que la guerra solo aparece como una circunstancia lógica dentro de la sociedad, en la que Michael Berg (Ralph Fiennes) y Hanna Scmitz (Kate Winslet) conviven románticamente. Al principio la rutina tiene un efecto de enamoramiento sobre Michael, quien logra transmitir su pasión por la lectura a Hanna en sus encuentros ocasionales, formándose un fetiche la lectura en voz alta.
La historia y las circunstancias separan a esta pareja que estaba predestinada a no seguir juntos. Mientras los años de la guerra no son mostrados, el joven Michael decide estudiar leyes, y en una práctica dentro de un juicio en contra de criminales de guerra se encuentra con Hanna acusada de colaborar en una de las matanzas del Holocausto. Es cuando se da cuenta de que el horror y la vergüenza que persigue a Hanna no es el temor a la cárcel o castigo, ni siquiera la culpa de haber participado en esos actos, es una vergüenza que siente de manera social. Una mujer de carácter muy fuerte y de una sensualidad explosiva esta prisionera o exiliada del placer del conocimiento, y de una resistencia a la comunicación que la lleva a aceptar un castigo que dentro de las leyes es merecido, pero que moralmente debido a su fetiche pueda quedar absuelta.

Un relato que expresa sensualidad durante la vida de una mujer que vivió marcada por la vergüenza de una memoria histórica difícil de borrar. Ella no sentía vergüenza, culpa ni arrepentimiento por ser parte de esa memoria. Es un relato sobre la pasión de una mujer por el conocimiento, pero que la orilló a ocultarse y aceptar una culpa que tal vez no le correspondía debido a una condición social que la avergonzaba, ella vivía el horror dentro del horror.


Un Retrato Cotidiano de la Soledad

miércoles, 3 de junio de 2009

La Soledad (España – 2007)

Dirección: Jaime Rosales
Guión: Jaime Rosales y Enric Rufas
Producción: Ricard Figueras, José María Rosales y Jaime Rosales
Cinematografía (Fotografía): Óscar Durán
Dirección de Arte: Ion Arretxe
Reparto: Sonia Almarcha, Petra Martínez, Miriam Correa, Nuria Mencía, María Bazán, Jesús Cracio, Lluís Villanueva, Luis Bermejo, Juan Margallo, José Luis Torrijo y Carmen Gutierrez.


Cuando se trata de representar algo tan incierto y conmovedor como lo es la soledad, no hace falta ser explícitos en su contexto, este es el primer gran acierto de esta película ganadora del último premio Goya. Una mirada íntima a dos mujeres que viven en Madrid durante el año de 2003, durante la época de los terribles atentados terroristas en el transporte público de Madrid.

Dos mujeres que tienen que lidiar con sus familias y además tratar de satisfacer ciertos placeres que con el tiempo se han ido reduciendo. La primera, madre soltera por decisión propia decide dejar su pueblo natal y todos sus conocidos para buscar nuevos aires y oportunidades para su pequeño hijo. La segunda, una viuda que posee una tienda de víveres, vive con su novio y trata los problemas de una hija enferma de cáncer y de otras dos que le transmiten sus problemas de pareja y económicos, como cualquier otra mujer de avanzada edad y con hijos recibe los problemas y angustias como si fueran de ella misma.




Un relato que es dividido en 4 capítulos con una introducción y hasta un respectivo epílogo. Una estructura y un ritmo del que forma parte toda una nueva corriente dentro de la cinematografía mundial y que es considerado como una expresión “preciosista” de la realidad con descripciones más apegadas a un localismo cultural, tal como lo es el trabajo de Carlos Reygadas en México o el Amat Escalante y Celina Murga en Argentina. La contemplación de los elementos y de los personajes ante situaciones cotidianas y / o extraordinarias son un modelo de expresión cinematográfica que le devuelve la belleza al film más que la agilidad y la necesidad de explicar todo su contenido.
La película contiene una peculiaridad bastante interesante de que en diversos momentos se juega con el paralelismo, me refiero a que hay momentos en que la lógica de la imagen se pierde en una forma un poco desconcertante; un movimiento de los actores a la izquierda termina apareciendo en la parte derecha de la pantalla. Y existen paralelismos en estas dos mujeres que en un momento de la historia se rozan mediante las relaciones sociales que logran crearse, y las analogías o contradicciones de eventos cotidianos pero con significados o contextos distintos.



La soledad es un tratado sobre la condición humana en su reinserción a la sociedad. Una recién llegada a la ciudad junto a su bebé y la otra aceptando un nuevo rol que no la excluye del cuidado de sus hijas ya mayores. Un retrato a la tragedia ocurrida en los ataques terroristas de marzo del 2003, en donde el bebé de Adela (Sonia Almarcha) muere en sus brazos. Y por otro lado el sentimiento de madre, Antonia (Petra Martínez), ante una hija enferma de cáncer. La soledad no es un aislamiento de los personajes, si no más bien un duro proceso que va orillando a las protagonistas a verse excluías de una sociedad que ya no representa ningún tipo de protección y motivo para mantenerse dentro de ella.

Un excelente trabajo de Jaime Rosales que logra retratar a la soledad como parte de la totalidad abrumadora y aglutinante del entorno social y urbano, y que puede ser producto de la tragedia o de la cotidianidad dentro de un proceso completamente social y psicológico.

martes, 2 de junio de 2009

Gran Torino (Estados Unidos / Australia – 2008)

Dirección: Clint Eastwood
Guión: Nick Schenk
Producción: Clint Eastwood y Bill Gerber
Cinematografía (Fotografía): Tom Stern
Dirección de Arte: John Warnke
Reparto: Clint Eastwood, Christopher Carley, Bee Vang y Anney Her.


Una vez más el maestro de la cinematografía estadounidense, el señor Clint Eastwood nos brinda una maravillosa historia dentro de una sociedad en claros problemas de adaptación y de construcción de identidades, todo envuelto en violencia que va desde la acción instruida militarmente hasta la simbólica. Un relato sobre la cultura norteamericana y su constante proceso de construcción que ha tenido durante toda su historia, desde su fundación hasta la actualidad en donde sus acciones militares, económicas y políticas sobre otras naciones han hecho que otras culturas emigren y / o adopten la idea norteamericana de libertad y propiedad, construyendo híbridos, que a pesar de la inclusión violenta de símbolos que pueden llegar a ser hasta contradictorios mantienen una ideología de supervivencia dentro de lo racial.
Nos encontramos con Walt Kowalski un ex combatiente de la Guerra de Corea, que como muchos otros personajes de Eastwood tiene una concepción de la realidad muy apegada a la violencia y con un carácter muy duro y seco. Aunque es un hombre que podría considerársele amargado, no tiene acciones con intenciones malas, si no más bien como alguien “chapado a la antigua”, a él le cuesta demasiado adaptarse a nuevos valores y formas culturales en un tiempo de constantes cambios. Reacio al cambio parece despreciar a los inmigrantes que han llenado su barrio, anteriormente considerado un suburbio blanco de Detroit, y a su familia y la religión que profesa, estos últimos perecen ser parte inherentes al personaje pero que no logran definirlo, son pasajes en la vida de Walt pero no le han formado el carácter como lo fue la guerra y el trabajo dentro de una fábrica automotriz. No teme a los nuevos vecinos que inundan su lugar de origen, simplemente le recuerdan el origen de su carácter violento, en la guerra él asesinaba personas parecidas como trabajo.



Walt Kowalski es un símbolo claro de la identidad estadounidense que se formo tras las guerras mundiales, y que se conformaron en la lucha contra el comunismo. Junto a Kowalski queda otro símbolo que en estos años esta muriendo económicamente, la grandeza de la producción tecnológica de los Estados Unidos reflejada en la industria automotriz, especialmente en la zona de Detroit. Walt y su auto un Gran Torino son de los últimos símbolos que quedan de la grandeza norteamericana. Mientras tanto su vecindario se llena en su mayoría de latinos y asiáticos, estos últimos a quienes combatió. En un acto completamente normal para un norteamericano, protegiendo hasta con armas su propiedad privada, esta acción resulta en que protege indirectamente a la familia asiática vecina de unos pandilleros, esto lo convierte en un héroe involuntario y lo acerca a esta familia y cultura que parecía aborrecer. Poco a poco el hombre duro que ni su familia soportaba va encontrando nuevas formas de adaptación en un entorno social nuevo para él.

Un relato muy bello sobre la muticulturalidad y la violencia que conlleva el proceso de adaptación de una sociedad multicultural. El viejo malhumorado que dice saber de la vida y la muerte logra darnos una lección sobre las crisis de identidad cultural en el mundo actual. Un trabajo de una belleza casi suprema, nos lleva por un camino de soledad, comprensión y admiración de una sociedad norteamericana más apegada a la realidad.


Kowalski es un amargado reasiente al cambio, pero una vez convencido y comprendido tiene la sabiduría de un abuelo, y una experiencia sobre la vida y la muerte inclusive mayor sobre quienes son considerados expertos y guías en eso, como el joven ministro de la iglesia que insiste en confesarlo.

Más que una gran sorpresa o una confirmación sobre el trabajo de Eastwood, me parece que ha alcanzado una madurez que solo los grandes realizadores como Fellini o Kubrick lo han logrado. Si no me creen, sus últimos tres trabajos son de una calidad y de una crítica social dentro de su añoranza norteamericana, que incluye el western como parte estructural de su relato, son de una belleza dramática y contemplativa especial, solo hay que recordar “Million Dollar Baby”, la saga “Letters To Iwo Jima” – “Flags Of Our Fathers” y ahora “Gran Torino”. El viejo amargado y sabio pistolero lo hizo otra vez, sería una lastima si los rumores de que se trata de su último trabajo frente a la cámara sean ciertos, de ser así estaríamos presenciando una última y legendaria interpretación.

El Centro de Atención

lunes, 1 de junio de 2009

Rachel Getting Married (Estados Unidos - 2008)


Dirección: Jonathan Demme.
Guión: Jenny Lumet.
Producción: Neda Armian, Jonathan Demme y Marc E. Platt.
Cinematografía (Fotografía): Declan Quinn
Dirección de Arte: Kim Jennings
Reparto: Anne Hathaway, Rosemary DeWitt, Bill Irwin, Tunde Adebimpe, Mather Zickel, Anna Deavere Smith y Debra Winger.

En los últimos años hemos visto un surgimiento del cine independiente norteamericano de excelente calidad, atrás quedaron las épocas del súper 8 y las ideas románicas y de culto sobre el cine denominado como serie b. Cada vez más personalidades de la farándula de Hollywood voltean a esta forma de realizar cine al que también se le ha llamado “Novísimo Cine Norteamericano”, entre otras cosas para demostrar sus habilidades de interpretación, en esta buena película el turno fue de la joven, guapa y talentosa Anne Hathaway.

Dentro de un ambiente blanco y familiar, la hermana de la protagonista lleva a cabo su boda, se trata de una relación interracial; una vez más las relaciones disfuncionales de la sociedad norteamericana se centran en la familia como principal razón y lugar de conflicto para los problemas fundamentales de una sociedad en decadencia por la deformación de valores morales que dejan de lado la religión, la política e inclusive los problemas económicos que serían importantísimos en sociedades latinoamericanas como la nuestra. El director coloca al espectador como un analista psicológico que nos muestra las dificultades de una persona que ha sufrido una tragedia tal vez causada por la misma disfuncionalidad de una familia, que puede ser adjetivada como tradicional de la clase media estadounidense. Un problema principal de esta sociedad moderna, o tal vez post-moderna estadounidense es la drogadicción como un atributo que le concede al personaje, real o ficticio, las condiciones para poder generar situaciones que van desde lo “Cool”, pasando por la desesperación, el grito de atención y terminando en la “tragedia” dentro una sociedad que tiene un problema de consumo, que se ha convertido en una situación tan grande e integrante culturalmente, el consumo de droga se ha convertido en un escenaria y hasta papel importante en la tragedia y en la narrativa dramática de los Estados Unidos.


La sociedad y cultura norteamericana esta llena de producciones culturales y artísticas que van transformando poco a poco sus valores. La crisis de las familias tradicionales es un proceso de crisis en las sociedades occidentales de nuestra época. Kim (Anne Hathaway) busca la atención de sus parientes ya que sufre de este terrible problema de adicción además de un proceso de culpa que la lleva a aislarse de la sociedad. Pero se encuentra con que su hermana es el centro de atención de esta historia, las dos reclaman ser el centro de atención con discursos y razones justificables dentro de la misma historia, y que parecen muy interesantes como caso de psicoanálisis.

La película muestra de una forma muy bella los momentos exagerados o minimizados de una familia que ha sufrido la desintegración y las transformaciones producidas por la adopción de arquetipos dentro de este núcleo. Una crítica que va más allá de la mirada convencional al deterioro familiar y a la adicción de drogas peligrosas. Es más bien una crítica a las transformaciones culturales de una sociedad en crisis ante valores y símbolos que se han confundido entre Hollywood, la televisión (su violencia), el consumo de droga y la comida rápida. La protagonista y su hermana encuentran la inclusión en una sociedad multicultural pero que aísla gradualmente hacia un individualismo psicológicamente aterrador, las dos buscan ser el centro de atención en su círculo más elemental, la familia, pero se encuentran con que es el primer paso del proceso de individualización.


Trailer: