El Adios a Blogger

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Hola a todos mis lectores y seguidores de este interesante y entretenido blog (sé que son más de los que muestra la página de blogger). Tengo que informarles que este es mi última entrada en este Blogger o blogspot como quieran llamarle. el motivo de cerrar esta página es para mudarme a un dominio que me pareció más cómodo y con mayor rapidez ya que Blogger me había traido problemas en este regreso después de meses de inactividad. Así que no dejo de escribir, simplemente cambio de dirección y de nombre, ya no es "Non Films", será "Novísimo Films" y estaré ahora si casi diario escribiendo desde "Wordpress". Bueno no pienso alargar más esto ya suficiente les agradezco con que lean sobre las películas que leo como para que se pongan a leer mis lamentos, pero aqui les dejo la nueva dirección y para quienes me conocen de manera más cercana podran ver el link directo en mi messenger, espero sigan leyendo y nos vemos muy pronto.


http://www.reservoirfilms.wordpress.com

La Culpa es de la Ideología

jueves, 27 de agosto de 2009

La Faute à Fidel (Estados Unidos / Francia / Argentina – 2006)



Dirección: Julie Gavras.


Guión: Julie Gavras y Arnaud Cathrine. Basado en la novela del mismo nombre de Domitilla Calamai.
Producción: Sylvie Danton.
Producción Ejecutiva: Mathieu Bompoint.

Dirección de Arte: Laurent Deroo.
Cinematografía (Fotografía): Nathalie Durand.
Edición: Pauline Dairou.
Música: Armand Amar.
Reparto: Nina Kervel- Bey (Anna), Julie Depardieu (Marie), Stefano Accorsi (Fernando) y Benjamín Feuillet (François).
Género: Comedia, Familia, Histórica.


Calificación: 6



En un ambiente parisino y en la década de los años 60’s la historia de la segunda obra de Julie Gavras nos anuncia muy bien sobre que procesos se van a debatir los problemas de los personajes. Dentro de los movimientos de 1968 que se suscitaron en todo el mundo, nos encontramos con una familia de origen franco – española, una familia que vivía de manera cómoda hasta que la tragedia de la muerte de un familiar del padre (español de nacimiento) lo hace reflexionar sobre sus acciones y su posición cuando tal parece que el mundo se convertirá en un campo de batalla por la búsqueda de mejores condiciones de vida. Estamos hablando de un mundo que se ha dividido en dos, y donde los dos bandos han creado toda una paranoia y una serie de prejuicios radicales los unos de los otros. A quienes les tocó vivir esta paranoia desde el hemisferio occidental vivieron en una atmósfera social sobre acusaciones ante los “rojos”, formas violentas que eran parte hasta de cualquier mínima reclamación, movilización y unión entre miembros conscientes de la sociedad. En el caso de la película el inclinarse hacia este bando era el comienzo de las acciones para cambiar las relaciones de la sociedad, un futuro que en ese momento era difuso, y que se volvía perfecto para intentar dirigirlo hacia una sociedad mejor.





Se tiene remordimiento de lo que uno hace o no hace a pesar de que es evidente que se trata de una buena acción, esta idea individualista de que primero se ve por uno y los suyos, y después si sobra se ayuda a los demás no es nueva. En una sociedad donde el remordimiento y la culpa son la base de la construcción moral, no me sorprende que sean los adultos (los padres de Anna) quienes se construyan toda una idea sobre su participación en movimientos de carácter social, mientras que los pequeños sean aquellos que tengan que sufrir los cambios y adaptarse de buena o mala manera a las nuevas formas en las que se desarrolla y se relaciona su familia, y sobre todo en la contradicción ideológica que de repente es impuesta y que es cuestionada de manera perspicaz a pesar de los pocos años de vida de Anna (Nina Kervel-Bey), la pequeña protagonista. Todo un nuevo universo se levanta frente a Anna, quien apenas trataba de entender las reglas morales de una escuela religiosa (católica) y que de un de repente choca con una forma de pensar como el socialismo, confundiéndola en su comprensión de los conceptos de lo bueno y lo no tan bueno.



El padre, Fernando (Stefano Accorsi) quien ha perdido a un familiar debido a la injusticia y las atrocidades del Franquismo en España, no voltea a los movimientos de su país de origen, ya que ve con pesimismo un horror del cuál escapo para esconderse, sino más bien voltea hacia lugares donde se percibe un optimismo mayor, o sea, Latinoamérica, en donde principalmente Chile y Cuba han logrado un avance en la conformación de gobiernos de carácter socialistas, y debido a su carácter pacifista, Fernando se inclina más hacia el proceso democrático de Salvador Allende que del militar de Fidel Castro, aunque como dice el título, Fidel, junto a Ernesto “Che” Guevara, Salvador Allende y Mao Tse Tung se conforman como íconos que portan una ideología que hace frente a la injusticia de la voracidad capitalista, en otras palabras Fidel y los demás tienen la culpa de que los papás de la pequeña Anna piensen en toda la sociedad como un deber moral y ya no en su familia como lo principal.





El trabajo cinematográfico está cargado de inclinaciones sobre juicios de valor entre las dos ideologías reinantes, el capitalismo y su antagónico socialismo / comunismo, y es evidente como estos luchan en una pequeña niña que se encuentra en los años donde se forma su carácter, y que se envuelve en toda una odisea donde trata de organizar sus pensamientos entre lo correcto y lo justo. Con una formación religiosa católica de manera estricta en su escuela, y con un padre que la va convenciendo sobre la importancia de generar una consciencia ante el mundo, la visión de la joven se vuelve un híbrido entre mantener ciertos caprichos y comodidades del dinero y la satisfacción de pelear y ayudar a los necesitados, una forma de pensar que ha sido parte de la cultura de varios países de Latinoamérica, incluyendo México. Una dicotómica que es muy común en la cotidianidad de nuestro pensamiento e ideología como sociedad, un ejemplo claro es que la mayoría de los mexicanos son ateos hasta que ofenden a la virgencita de Guadalupe.




Esta película a pesar de lo plano de su argumento nos muestra de manera peculiar una visión de cómo es visto los movimientos sociales y políticos desde una perspectiva Europea, y si bien han existido muchos individuos procedentes de estas sociedades que han estado comprometidos con diversas luchas en todo el mundo, en el caso de los personajes nos topamos con una visión idealista de “ayuda al prójimo” que se asemeja más a la idea de Anna sobre no generar un remordimiento sobre el trabajo bien ganado y ayudar cuando se pueda con una conciencia de caridad, que la necesidad y la lucha obligada de pueblos que han sufrido el horror, la deshonra y la crueldad a través de su historia. Nos topamos con una pareja que a pesar de sus buenas intenciones no pueden terminar de comprender el sufrimiento de un pueblo, ya que los problemas sociales con los que han crecido son demasiado diferentes. Si bien el cambio solo se logra actuando, los personajes actúan de manera directa en los problemas socio – políticos de su época (y que se ha quedado la deuda, dichos problemas nunca encontraron solución), pero mientras más avanzan se encuentra con las contradicciones con las que estas misma ideologías incompletas fueron creadas. La culpa las tienen las ideologías, al obligar a toda una sociedad a tener que elegir bando, la indiferencia (que se ha consumado en nuestra época) no encontraba lugar en esta época, o eras rojo (comunismo) o eras verde (capitalismo).



Lo Mejor: La visión de la directora se acopla a la imaginación y la construcción de la realidad de una pequeña niña. La inocencia, la perspicacia y la honestidad de alguien que ve la lucha de ideología como un casi absurdo.

Lo Peor: La valorización de las dos formas de pensar es evidente en la directora, se juega la aceptación de los dos bandos en lugar de expresar su verdadera inclinación.

Adorable y Desesperante

jueves, 20 de agosto de 2009

Happy-Go-Lucky (Gran Bretaña – 2008)



Dirección: Mike Leigh.


Guión: Mike Leigh.
Producción: Simon Channing Williams y Georgina Lowe.
Producción Ejecutiva: James Clayton, Gail Egan, David Garrett, Duncan Reid y Tessa Ross.

Dirección de Arte: Patrick Rolfe y Dennis Schnegg.
Cinematografía (Fotografía): Dick Pope.
Edición: Jim Clark.
Música: Gary Yershon.
Reparto: Sally Hawkins (Poppy), Alexis Zegerman (Zoe), Kate O’Flynn (Suzy) y Eddie Marsan (Scott).
Género: Comedia.



Calificación: 7



Nos topamos en un lugar con uno de los climas más lluviosos en todo el mundo, los días son grises y la comida no permite que las sonrisas sean tomadas como algo cotidiano, además de que no son algo que estéticamente agrade a la mayoría de las personas. Me refiero a los ingleses y su clima y su tan descuidada higiene dental, pero este no es el tema de la última película de Mike Leigh, este más bien nos presenta a una británica tan sonriente y tan simpática que parece que toda su historia es contada fuera de este contexto frío y hasta amargado de una sociedad que ha ido perdiendo su inocencia y su calidez en una individualidad extraña. La historia de Mike Leigh tiene como principal característica que es un retrato a la amabilidad, a lo adorable de “Poppy” como ese personaje excéntrico y despreocupado con el cuál desean toparse todos esos directores que a quienes nos gusta en demasía el cine consideramos como parte de ese “Cine de Autor”. Es una historia donde se prioriza al personaje por sobre la historia, una forma de expresión que establece que lo genial está en cómo se enfrenta uno a la vida, y no como la vida nos presentan escenarios para sobrepasarlos y aprender de ellos. El personaje de “Poppy” es el catalizador de los sentimientos y de las reacciones del espectador, va de lo adorable que nos lleva a expresar un “que linda es”, pero que por su circunstancia y sinceridad nos lleva al cansancio, y es cuando comienza el cuestionamiento y la desesperación de alguien que ve toda su vida como una odisea de felicidad y exploración, y que no nos parece normal que no reaccione con molestia ante situaciones que ameritan por lo menos un coraje, siendo el mejor ejemplo el inicio de la película donde le roban su bicicleta y donde solo menciona un: “no tuve oportunidad de despedirme”.



Las sociedades modernas y sus expresiones artísticas nos llevan hacia un conjunto de sensaciones que parece deben tener una mayor complejidad mediante los años pasan, algo así como seguir una idea evolucionista en donde el arte y la vida humana como tal se diversifican y complejizan dentro sus matices, pero que más bien arrinconan a los individuos en roles y acciones dentro de una especialización que no le permite contemplar al mundo como una totalidad fascinante. Cada vez más los personajes dentro de la cinematografía se concentran en unos temas que no les permiten interactuar con lo que un individuo podría hacer dentro de todos los campos de acción a los que enfrenta en una sociedad. La vida cotidiana se va construyendo mediante una rutina que le permite al individuo crearse una idea de sentido a sus días, semanas, meses y años, y aunque por un momento le dé la razón a los que siempre tienen una mente positiva (los que me han leído saben que no soy así), son los pequeños momentos y espontaneidades las que dan ese sentido de felicidad y de comprender la vida como una sucesión de grandes momentos seguidos entre sí, aunque claro, solo si se ven con positivismo y con unas ganas increíbles de aprender y de seguir adelante. Disculpen si me fui demasiado y por un momento me confundí con uno de esos escritores de libros sobre superación personal, sé que no es mi estilo, y no estoy aquí para eso. Esto es precisamente lo que pretende la película y lo que causa el personaje de la actriz Sally Hawkins, el enamorarnos y el desesperarnos al mismo tiempo, pero yo me pregunto ¿Qué no es así la vida? A pesar de que la rutina te da una sensación de seguridad, la emoción de vivir cada día como algo hermoso y sin problemas es el ideal de “Poppy”, pero hay que recordar que el ser humano es por naturaleza, un ser que se preocupa principalmente por su futuro o destino. A pesar de estas críticas, me parece que Mike Leigh logra una mirada muy honesta hacia una construcción peculiar de la clase trabajadora occidental, una muestra de la vida cotidiana y de la subjetividad de la jerarquización de los momentos y de las situaciones a los cuáles deben enfrentarse como parte de su vida diaria o cotidiana.

Hay que poner una sonrisa al mundo, pese a que este no te la regresara jamás. La despreocupada vida de las generaciones venideras se ha volcado a un optimismo cuasi estúpido en el personaje de “Poppy”, los anti-héroes de películas como “Trainspotting” (Danny Boyle) o “Lock, Stock & Two Smoking Barrels” (Guy Ritchie) son parte de otra generación, ahora es una bobalicona y agradable maestra de preescolar, una heroína de lo cotidiano, un personaje que llega al límite de lo extrovertido y la exageración dentro de un contexto y una expresión que pretende, debido a sus tiempos y su narrativa ser casi real.


Me gustó la idea de que por fin se retratara a una joven mujer y soltera, sin las pretensiones y los encasillamientos que ha generado en los últimos años Hollywood, que se ha ido más por una idea de una mujer, que si bien es muy optimista y tiene una visión de su realidad muy específica, con un estilo de vida que no tiene como principal característica ese deseo y ambición por sobresalir en una sociedad que es evidentemente dominada en cuestión de género por lo masculino. Pero no quiero decir con esto que “Poppy” es una muer sin metas y ambiciones, si no que más bien Mike Leigh se enfoca a lo que su contexto social, cultural y económico le permite, por eso es que sus placeres van de salir de viaje de manera austera por el mundo, salir de noche y tomar con sus amigas, la búsqueda del amor y el aprender a manejar un automóvil.




Fuera completamente a todos esas idas plásticas, sintéticas y falsas de mujeres sofisticadas, bellas, exitosas y ambiciosas tipo “Sex & The City”, “Poppy” es una idea más sincera y real de la mujer moderna, que te atrapa con sus actitudes y su belleza un tanto extraña, esa de la que no puedes dejar de pensar por lo que te atrae y molesta, alguien que es bella y al mismo tiempo desesperante.



Lo Mejor: La sensibilidad de Mike Leigh y su capacidad para contarnos una historia a través de un personaje tan adorable, es un ejemplo claro de cómo un personaje se convierte en la narrativa por si misma.


Lo Peor: No es lo que nos tiene acostumbrados Mike Leigh, en algunos momentos su simplicidad es tan extrema que se transforma en cliché.