Clint Eastwood, Un Artesano.

jueves, 6 de agosto de 2009


Changeling (Estados Unidos – 2008)



Dirección: Clint Eastwood.


Guión: J. Michael Straczynski.
Producción: Clint Eastwood, Brian Grazer, Ron Howard, Robert Lorenz, Tim Moore, James Whitaker y Geyer Kosinski.
Dirección de Arte: Patrick M. Sullivan Jr.
Cinematografía (Fotografía): Tom Stern.
Edición: Joel Cox y Gary Roach.
Música: Clint Eastwood.
Reparto: Angelina Jolie (Christine Collins), Jeffrey Donovan (J. J. Jones), Jason Butler Harner (Gordon Northcott), John Malkovich (Gustav Briegleb), Gattlin Griffith (Walter Collins) y Devon Conti (Arthur Hutchins).
Género: Comedia, Familia.




Calificación: 9



Una historia digna de contarse, un director que con el paso de los años se ha ganado el respeto de ya distintas generaciones, “The Changeling” (El Sustituto) es una película que debe verse si o si. En un ambiente de los años cincuenta, con una adaptación tan bien hecha que nos hace pensar más en un pintura ya que sus trazos son muy finos en lo que se quiere representar, con un aire un poco espeso que también nos guía para sumergirnos en un contexto en el cuál respiramos a una nación y una sociedad de posguerra, un momento en la historia de los Estados Unidos en donde existe una ausencia física y cultural de la figura paterna en la familia, en donde la religión ocupa el espacio de la fe y de la planeación del futuro, y donde el gobierno y sus instituciones no eran cuestionadas debido a una sociedad y unos medios de comunicación muy tímidos y sin dependencia real del mismo sistema de Estado. Un trabajo de artesano que conoce los tiempos y las formas para la creación cinematográfica, que conoce a sus actores y que con una mano temblorosa logra crear espacios de gran belleza acompañados de una temporalidad casi milimétrica, todo un conjunto de sensaciones simples para una historia de desesperación, mentiras y engaños. Un niño desaparece y su madre (Angelina Jolie) en su angustia y esperanza parece ser que lo ha recuperado, pero no es así, para demostrar la supuesta eficacia del departamento de policía de Los Ángeles, estos piensan que han encontrado al niño y frente a la prensa el reencuentro de la madre y su hijo se vuelve escabroso, ya que el infante es parecido a la descripción pero no es el hijo de esta mujer de clase trabajadora, así que lo más conveniente para que la policía no quede en ridículo es la imposición de este niño y la difamación de una mujer que supuestamente no acepta a su hijo, con el discurso de la locura y la histeria, además de que las mujeres en esos tiempos no gozaban por completo de los derechos civiles. Eastwood aboga por un instinto maternal que no es transformado en un símbolo de fuerza y de incansable espíritu protector, si no que lo lleva más apegado a la sinceridad de un personaje que a pesar de sufrir el peor de los temores para una madre, mantiene la fuerza y la esperanza mientras se pasa el tiempo y se va construyendo la idea de haber perdido para siempre a su ser más amado, todo esto con la ayuda de un personaje religioso de la vida pública que quiere desenmascarar la corrupción y las deficiencias del departamento de policía, pero que no lo toma como su camino de esperanza o como proceso de sanación, más bien se convierte en una posibilidad para la reivindicación pública tras un suceso en donde la injusticia prevaleció.




La corrupción policíaca es un elemento esencial en la película que nos ayuda a explicar muchos de las situaciones y de los lugares a donde nos lleva la narrativa, es el detonador principal por el cuál se van aglomerando las injusticias y los maltratos físicos, psicológicos y públicos sobre la madre que solo quería recuperar a su verdadero hijo. Estamos hablando de un problema que tiene mucho tiempo como uno de los principales pesares (si no que el principal) del sistema de justicia en las sociedades, todo un proceso interno que es aprendido a veces por la necesidad, otras veces de manera impuesta y en general por la avaricia de quienes se ven envuelto en el poder: policías y hombres que supuestamente deben mantener la paz y ejercer la justicia. La corrupción policíaca es y siempre será el peor de los males de las instituciones gubernamentales, y su necedad como único organismo capaz de establecer que acciones han sido buenas y malas lo llevan a un orgullo estúpido y sin sentido, ya que ellos se sienten exentos de todo lineamiento, el poder que ejercen les permite establecerse como una verdad casi absoluta dentro de la sociedad, a pesar de toparse con resultados contradictorios y a la vez vergonzosos, como el mismo proceso de la búsqueda del infante, y que en nuestros días podemos observar esta misma necedad en otros ejemplos.




Otro elemento que hay que comentarse es como desde ésa época la unión de la prensa como aquel catalizador que manipula la opinión y las acciones públicas a favor de quienes están en el poder es muy visible al difamar a una mujer solo por contradecir a la policía y exigir que continúe la búsqueda por su hijo, tras la imposición de un sustituto. Unos medios de comunicación que ayudan a estigmatizar personajes de las sociedades durante todo el siglo XX y del XXI a favor del poder fáctico, un ejemplo es la desacreditación de grupos feministas y gays durante mucho tiempo, y que ahora al ser un movimiento institucionalmente integrado son vistos como elementos de aceptación y simpatía dentro de la opinión pública.




La religión juega un papel importante ya que ante una forma de accionar de las instituciones públicas como libres de toda ideología religiosa (supuesta ya que en Estados Unidos la ideología religiosa es parte de su fundación, “In God We Trust”), se convierte en el campo de la crítica y de moralidad que trata de defender los derechos esenciales de los ciudadanos, en este caso de la madre afligida. Un religioso (John Malkovich) que incisivamente pone en manifiesto las atrocidades de un poder insensato y déspota. Es un campo que se abre dentro de la historia que resulta estar basado en un hecho real, un elemento que forma parte de nuestra construcción de sociedad y que no podemos separar como parte de la construcción de justicia, felicidad y culpa. La iglesia al igual que las instituciones sociales se idealizan en una utopía que es corrompida por los mismos hombres, tanto sacerdotes, como hombres de ley.




Esperanza, crimen, infanticidio, pena de muerte y falsa idea de locura narrados de la mano de un artesano, un hombre que ha visto a una sociedad cambiar constantemente pero que ha sabido observar los instintos y sentimientos esenciales del ser humano. Una vez más me sorprende lo increíble de que tal suceso haya pasado realmente, cada vez mi esperanza en un sistema equitativo, y ya no digamos justo va en declive.



Lo Mejor: El ojo, la mano y la narrativa de Eastwood se ha convertido en un clásico en los últimos años, esta película no es la excepción.


Lo Peor: En algunos momentos es demasiado esperanzadora y que muchas veces parece que va e la mano de una ideología religiosa de fe, sufrimiento y amor incondicional del papel de madre, y con una Angelina Jolie que nos hace pensar que sigue promocionando su papel de madre tal como lo hace en las revistas de espectáculos.

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