Happy-Go-Lucky (Gran Bretaña – 2008)
Dirección: Mike Leigh.
Guión: Mike Leigh.
Producción: Simon Channing Williams y Georgina Lowe.
Producción Ejecutiva: James Clayton, Gail Egan, David Garrett, Duncan Reid y Tessa Ross.
Dirección de Arte: Patrick Rolfe y Dennis Schnegg.
Cinematografía (Fotografía): Dick Pope.
Edición: Jim Clark.
Música: Gary Yershon.
Reparto: Sally Hawkins (Poppy), Alexis Zegerman (Zoe), Kate O’Flynn (Suzy) y Eddie Marsan (Scott).
Género: Comedia.
Calificación: 7
Nos topamos en un lugar con uno de los climas más lluviosos en todo el mundo, los días son grises y la comida no permite que las sonrisas sean tomadas como algo cotidiano, además de que no son algo que estéticamente agrade a la mayoría de las personas. Me refiero a los ingleses y su clima y su tan descuidada higiene dental, pero este no es el tema de la última película de Mike Leigh, este más bien nos presenta a una británica tan sonriente y tan simpática que parece que toda su historia es contada fuera de este contexto frío y hasta amargado de una sociedad que ha ido perdiendo su inocencia y su calidez en una individualidad extraña. La historia de Mike Leigh tiene como principal característica que es un retrato a la amabilidad, a lo adorable de “Poppy” como ese personaje excéntrico y despreocupado con el cuál desean toparse todos esos directores que a quienes nos gusta en demasía el cine consideramos como parte de ese “Cine de Autor”. Es una historia donde se prioriza al personaje por sobre la historia, una forma de expresión que establece que lo genial está en cómo se enfrenta uno a la vida, y no como la vida nos presentan escenarios para sobrepasarlos y aprender de ellos. El personaje de “Poppy” es el catalizador de los sentimientos y de las reacciones del espectador, va de lo adorable que nos lleva a expresar un “que linda es”, pero que por su circunstancia y sinceridad nos lleva al cansancio, y es cuando comienza el cuestionamiento y la desesperación de alguien que ve toda su vida como una odisea de felicidad y exploración, y que no nos parece normal que no reaccione con molestia ante situaciones que ameritan por lo menos un coraje, siendo el mejor ejemplo el inicio de la película donde le roban su bicicleta y donde solo menciona un: “no tuve oportunidad de despedirme”.
Las sociedades modernas y sus expresiones artísticas nos llevan hacia un conjunto de sensaciones que parece deben tener una mayor complejidad mediante los años pasan, algo así como seguir una idea evolucionista en donde el arte y la vida humana como tal se diversifican y complejizan dentro sus matices, pero que más bien arrinconan a los individuos en roles y acciones dentro de una especialización que no le permite contemplar al mundo como una totalidad fascinante. Cada vez más los personajes dentro de la cinematografía se concentran en unos temas que no les permiten interactuar con lo que un individuo podría hacer dentro de todos los campos de acción a los que enfrenta en una sociedad. La vida cotidiana se va construyendo mediante una rutina que le permite al individuo crearse una idea de sentido a sus días, semanas, meses y años, y aunque por un momento le dé la razón a los que siempre tienen una mente positiva (los que me han leído saben que no soy así), son los pequeños momentos y espontaneidades las que dan ese sentido de felicidad y de comprender la vida como una sucesión de grandes momentos seguidos entre sí, aunque claro, solo si se ven con positivismo y con unas ganas increíbles de aprender y de seguir adelante. Disculpen si me fui demasiado y por un momento me confundí con uno de esos escritores de libros sobre superación personal, sé que no es mi estilo, y no estoy aquí para eso. Esto es precisamente lo que pretende la película y lo que causa el personaje de la actriz Sally Hawkins, el enamorarnos y el desesperarnos al mismo tiempo, pero yo me pregunto ¿Qué no es así la vida? A pesar de que la rutina te da una sensación de seguridad, la emoción de vivir cada día como algo hermoso y sin problemas es el ideal de “Poppy”, pero hay que recordar que el ser humano es por naturaleza, un ser que se preocupa principalmente por su futuro o destino. A pesar de estas críticas, me parece que Mike Leigh logra una mirada muy honesta hacia una construcción peculiar de la clase trabajadora occidental, una muestra de la vida cotidiana y de la subjetividad de la jerarquización de los momentos y de las situaciones a los cuáles deben enfrentarse como parte de su vida diaria o cotidiana.
Fuera completamente a todos esas idas plásticas, sintéticas y falsas de mujeres sofisticadas, bellas, exitosas y ambiciosas tipo “Sex & The City”, “Poppy” es una idea más sincera y real de la mujer moderna, que te atrapa con sus actitudes y su belleza un tanto extraña, esa de la que no puedes dejar de pensar por lo que te atrae y molesta, alguien que es bella y al mismo tiempo desesperante.
Lo Mejor: La sensibilidad de Mike Leigh y su capacidad para contarnos una historia a través de un personaje tan adorable, es un ejemplo claro de cómo un personaje se convierte en la narrativa por si misma.
Lo Peor: No es lo que nos tiene acostumbrados Mike Leigh, en algunos momentos su simplicidad es tan extrema que se transforma en cliché.
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